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igualdad frente a equidad

  • Foto del escritor: KALEENA SALES
    KALEENA SALES
  • 28 ago 2023
  • 5 Min. de lectura

TEXTO DE KALEENA SALES


Es una broma cruel decirle a alguien que no tiene ni zapatos que espabile y camine por su propio pie. -MARTIN LUTHER KING JR.



Buena parte de mis estudiantes de diseño en la Tennessee State University dependen del laboratorio de informática para acceder a los equipos que necesitan para seguir las asignaturas. Es habitual que, en una clase de quince, solo una o dos personas tengan ordenador portátil y el software de diseño que necesitan. Dadas estas dificultades para acceder a la tecnología, no es raro que, cuando llega la hora de graduarse, por mucho talento e inteligencia que posean, haya estudiantes que no hayan llegado a adquirir el dominio técnico necesario para presentar un portfolio brillante y profesional. Cuando la pandemia de la COVID-19 obligó a suspender las clases presenciales, empecé a recibir correos desesperados de estudiantes que me expresaban su angustia por cómo iban a ser capaces de presentar los trabajos. Sumada a las inequidades que ya existían, la pandemia colocó a estos y estas estudiantes-la mayoría personas negras y la primera generación de sus familias que entraba en la universidad- en una situación de mayor desventaja aún con respecto a quienes no padecían esas dificultades económicas.


Hay quienes dan por sentado que la educación superior cumple una función igualadora y que ayuda a equilibrar la partida. Pero la triste verdad es que las consecuencias de proceder de una extracción social humilde te pueden acompañar durante toda la vida, determinando en ocasiones qué trabajos puedes desempeñar o, incluso, haciendo que te plantees si una carrera en el sector creativo será lo suficientemente lucrativa. En mi caso, al proceder de una familia con escaso patrimonio, tuve que pedir préstamos enormes para pagar las matrículas y los gastos de manutención mientras cursaba estudios en instituciones prestigiosas. En los años posteriores, me he topado con personas bienintencionadas que me han afeado tener una deuda tan grande, y que han llegado a decirme, incluso, que debería haber ido a universidades menos caras o haber escogido alguna otra carrera con salarios profesionales más altos. Desde fuera, ese consejo retrospectivo parece razonable, sensato desde el punto de vista económico, pero lo que subyace debajo es la cruda realidad de un sistema diseñado de manera que hace muy difícil que la gente sin recursos pueda progresar, al tiempo que recompensa a quienes ya están en la cúspide de la pirámide.


Durante generaciones, el concepto de igualdad ha sido utilizado como arma arrojadiza con fines políticos y sociales espurios. En 1896 la Corte Suprema de Estados Unidos falló a favor del "separados pero iguales", una ley que legitimaba la segregación racial al conce- der a las personas negras acceso a sus propias instalaciones públicas, separadas, eso sí, de las destinadas a las personas blancas. En oposición frontal a esta política, el caso de "Brown contra el Consejo de Educación" logró acabar con la segregación racial en los cole- gios y ayudó a desmontar la pretensión de que basta con etiquetar algo como "igualitario" para garantizar la igualdad. Aunque mucha gente consideró el fallo de ese caso como el anuncio de una nueva era, que coincidió con el auge del movimiento por los derechos civiles, lo cierto es que la semilla de la confusión en torno al significado del término "igualdad" ya había sido sembrada.


Si nos remontamos a los años inmediatamente posteriores a la guerra de Secesión estadounidense, es sabido que, si bien las personas negras eran teóricamente libres, no estaban en pie de igualdad con las blancas. La ideología supremacista blanca permitió que

la esclavitud siguiera existiendo, perpetuada también en el grupo de leyes conocidas con el nombre de Jim Crow, así como en otras políticas gubernamentales que restringian en práctica el poder político y económico de las personas racializadas. A lo largo de la historia la presunción de igualdad ha sido utilizada para apoyar la ideología supremacista blanca que afirma que si las personas negras no son capaces de tener éxito en una sociedad libre debe de ser porque tienen alguna deficiencia inherente. Esta es una de las razones por las que los programas y las políticas que aplican la discriminación positiva -que concede prioridad a la hora de seleccionar estudiantes o contratar para un trabajo a personas pertenecientes a alguna minoría-y las becas basadas en la renta reciben tantas criticas por parte de opositores incapaces de ver el impacto social que tienen la privación de derechos y la discriminación.


La comprensión de estas cuestiones y de sus efectos, así como la empatía condicionan las medidas que una persona está dispuesta a tomar para corregir la desigualdad racial en la industria del diseño. Cuando la "equidad" reemplaza a la "igualdad como objetivo, las soluciones se desarrollan en función de las necesidades de los individuos y los grupos, en lugar de basarse en la idea de tratar a todo el mundo de la misma manera. Esto puede traducirse, por ejemplo, en que los estudios y las agencias reconsideren ofrecer prácticas no remuneradas y se decidan a crear oportunidades que favorezcan la inclusión de estudiantes con pocos recursos. De manera similar, las firmas que quieran incrementar la equidad de su política de contratación pueden estudiar la posibilidad de explorar opciones más allá de su red de contactos, y así garantizar una representación social más diversa Si una empresa quiere contar con más personas negras en puestos directivos tendrá que proporcionar oportunidades de formación y apoyo para sustentar esa iniciativa. Del mismo modo, aquellas organizaciones que deseen contar con una plantilla más diversa pueden encontrar formas de recompensar a las personas con talento por su tiempo y sus contribuciones, al tiempo que crean estructuras de cuotas que incluyan facilidades para las personas con pocos recursos. Martin Luther King Jr. dijo una vez: "Poco menos que he llegado a la triste conclusión de que el mayor obstáculo en el camino de las personas negras hacia la libertad es... el hombre blanco moderado, aquel más proclive al 'orden' que a la justicia: que prefiere una paz negativa, que consiste en la ausencia de tensión, a una paz positiva, que consiste en la presencia de la justicia; y que afirma constantemente: estoy de acuerdo con el objetivo que persigues, pero no puedo estar de acuerdo con tus métodos y acciones directas".


Puede costar creer que unas políticas y prácticas aparentemente benignas puedan contener un racismo latente, pero cuanto más diseccionamos los sistemas en los que vivimos, más claro resulta hasta qué punto la indiferencia alimenta la injusticia. Debemos recordar que no basta solo con aspirar a la igualdad para atajar las formas en que los retos económicos y las desventajas contribuyen al éxito o al fracaso. La igualdad es solo un punto de partida para lograr la justicia en una sociedad libre. Alcanzar la equidad requiere equipar a cada individuo para que pueda cosechar sus logros. Por ejemplo, las personas que son las primeras de su familia en ir a la universidad deberían poder contar con un equipo y un software de calidad, lo que implica a su vez proveer de recursos económicos adicionales a quienes tienen menos.



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Igualdad: tratar a todo el mundo de la misma manera, sin importar las consecuencias


Equidad: brindar apoyo a quienes se enfrentan a barreras adicionales, como no tener conexión a internet o tener que compaginar varios trabajos

 
 
 

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