feminismo
- ELLEN LUPTON
- 28 ago 2023
- 4 Min. de lectura
El feminismo defiende la igualdad entre las personas de distintos géneros. Históricamente, las feministas han luchado para conseguir derechos sociales y económicos tanto para ellas como para otras personas. Cualquiera puede ser feminista, ya sea hombre o mujer, queer o hetero; cisgénero, transgénero o divergente de género.
Las estructuras sociales han oprimido a algunos grupos en función de su identidad de género y su orientación sexual. Estas estructuras se ven reforzadas por las leyes, la educación, los medios, las prácticas de los empleadores, las creencias religiosas, los estándares de belleza, las costumbres locales, los tipos de crianza y una infinidad de interacciones cotidianas. Las feministas tratan de configurar nuevos patrones y prácticas cuestionando y desafiando esas jerarquías sociales.
De la misma manera que cualquier persona puede ser feminista, sin importar su identidad de género u orientación sexual, cualquiera puede también rechazar el feminismo. Algunas de las voces más criticas con los derechos reproductivos, el del aborto y los del colectivo LGTBI, por ejemplo, han sido mujeres. En todas partes del mundo existen personas de todos los géneros que creen firmemente que existe un fundamento biológico o religioso que justifica la subordinación de las mujeres y el castigo de quienes no se someten a los roles de género normativos.
El significado del feminismo siempre ha estado en disputa. Durante el siglo xix las mujeres blancas dominaron el movimiento. Las feministas blancas excluyeron a las mujeres racializadas, aduciendo que la igualdad de género y la igualdad racial eran batallas independientes. Las mujeres afroamericanas rechazaron este punto de vista. Frances Ellen Watkins Harper (1825-1911) fue una destacada poeta y activista antiesclavista nacida en Baltimore que perteneció a la efervescente comunidad de personas negras libres y con estudios que existía en aquella ciudad. Publicó su primer libro de poesía en 1849. Su discurso de 1866. "We Are All Bound Up Together", preparó el terreno para lo que hoy se conoce como "interseccionalidad". En él, Harper afirmaba: "Vosotras, mujeres blancas, habláis aquí de derechos (rights). Yo hablo de males (wrongs) [...]. Dejad que intente subirme mañana a uno de vuestros tranvías [...]. El conductor tirará del freno y parará el vehículo antes que permitirme viajar en él". Harper, cuyas opiniones muchas feministas blancas consideraban estridentes y ofensivas, siguió expresándose sin ambages.
En 1920, las feministas blancas estadounidenses obtuvieron el derecho al voto, pero las mujeres racializadas tuvieron que esperar hasta la promulgación de la Ley de Derecho al Voto de 1965, una ley que los activistas habían reclamado durante la era del movimiento por los derechos civiles. En esa época se produjo una segunda ola feminista en Estados Unidos. Una vez más, sin embargo, fue a las mujeres blancas a quienes se les otorgó toda la cobertura mediática de la lucha para redefinir el rol social y económico de la mujer. Aquellas feministas defendían que las mujeres no debían limitarse a ocuparse del hogar y de la crianza de la prole, sino que debían poder formarse y optar a puestos de trabajo en condiciones de igualdad con los hombres.
Las feministas afroamericanas, como Kimberlé Crenshaw, Audre Lorde y bell hooks, han señalado hasta qué punto esas demandas de igualdad de oportunidades reflejaban los privilegios de clase media de las intelectuales blancas. Las mujeres pobres y de clase obrera siempre han trabajado fuera del hogar, a menudo desempeñando labores que las mujeres blancas no querían realizar. Ser ama de casa no es una elección al alcance de todas bell hooks aboga por un feminismo de amplia base social que incluya a personas de raza, procedencia y condición económica distintas. "Todas las mujeres blanças de este país", escribe, "saben que ser blanca es un privilegio. Que las mujeres blancas opten por reprimir o negar este hecho no significa que lo desconozcan: significa que están instaladas en el negacionismo". Las mujeres blancas tienen ventaja por el mero hecho de haber nacido en una sociedad cuyas empresas, instituciones y medios están en manos de hombres blancos.
De acuerdo con hooks, pueden ser feministas las mujeres de cualquier condición. También los hombres pueden serlo: pueden luchar por la igualdad, compartir el poder y denunciar la violencia de género. Asimismo, pueden luchar por emanciparse de la opresión que también ejercen sobre ellos los estándares masculinos normativos. Los hombres pueden configurar su propia identidad y rechazar las normas estereotipadas que recompensan la agresividad, la violencia y la fuerza física.
¿Qué implicaciones tienen estos conflictos para el ámbito del diseño? Hay personas a las que les intimida acercarse al feminismo, dado lo controvertido y problemático de su historia. Siempre parece más sencillo esquivar esos problemas que enfrentarlos. Comentarios del tipo "yo no veo razas" o "yo no veo géneros" son formas de negar la realidad y de evitar tener que posicionarse respecto a las estructuras de poder.
Comencemos por definir el feminismo como una práctica. En su libro Vivir una vida feminista, Sara Ahmed explica que hacerse feminista implica reconocer las desigualdades, compartir el poder, detectar los privilegios y mostrar los sesgos implicitos. "Vivir una vida feminista no significa adoptar un conjunto de ideas o normas de conducta, pero si implica hacerse preguntas éticas sobre cómo vivir mejor en un mundo injusto y sin igualdad", explica. El feminismo es una práctica, una forma de pensar y de actuar. El diseño también es una práctica. Desarrollar una práctica feminista del diseño conlleva someter a examen los propios prejuicios y privilegios para representar formas más plurales de ser y hacer sitio a voces infrarrepresentadas.
“Las mujeres blancas y las mujeres negras no padecemos el sexismo de la misma manera.” KIMBERLE CRENSHAW
FUENTES: McGill, Meredith, "Frances Ellen Watkins Harper and the Circuits of Abolitionist Poetry", en Langer Cohen. Lara y Stein, Jordan Alexander (eds). Early African American Print Culture, University of Pennsylvania Press, Filadelfia, 2012. págs. 53-74. hooks, bell, El feminismo es para todo el mundo, trad, de Beatriz Esteban Agusti, Lina Tatiana Lozano Ruiz. Mayra Sofia Moreno, Maira Puertas Romo, Sara Vega González, Traficantes de Sueños, Madrid, 2017; Ahmed, Sara, Vivir una vida feminista, trad de Maria Enguix, Bellaterra, Manresa, 2018.

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